Pecado, casi irreparable, que provocó la ruina de las diez tribus. Aunque los becerros fueron llevados al cautiverio junto con ellos, el pueblo no volvió al servicio del Señor: pero la mayor parte imitó la conducta de los paganos, con quienes se mezclaron; mientras que unos pocos regresaron con la tribu de Judá e hicieron parte de ese reino. Los samaritanos, que fueron enviados a habitar su país, no eran de la raza de Jacob. (Calmet)

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