En un sueño profético o en éxtasis. Su mente había estado tan llena del deseo de sabiduría, que los mismos pensamientos le volvieron a recordar mientras dormía; y, como los había entretenido voluntariamente antes, adquirió nuevos méritos incluso durante ese tiempo; como un hombre, que se entrega a los afectos sensuales, se vuelve responsable de los accidentes de la noche. (Santo Tomás de Aquino, [Summa Theologiae] 1. 2. q. 113. a. 2. y 2. 2. 9. 154. a. 5.) (San Agustín, de Gen. ad lit. xii. 15 .) (Calmet)

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