Gente. No podían dejar de quejarse de la iniquidad de sus hijos, por mucho que le reverenciaran. Aunque él mismo no fue testigo de sus abominaciones, tal alboroto debió haberlo convencido de que eran culpables. (Haydock) --- Los Padres en general culpan a la indulgencia del sumo sacerdote, que no solo debió haber reprendido, sino también haber puesto fin al llanto de los pecados de sus hijos, con la mayor severidad. (Calmet)

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