Había hecho, al comienzo del reinado de Salomón, cuando David puso tan inmensos tesoros en sus manos. La segunda lista se tomó cuando se inició el templo. Los prosélitos eran los remanentes de las naciones de los nativos de Canaán. Los judíos pretenden tontamente, (Calmet) que no se permitió a los extraños abrazar la ley de Moisés, bajo David y Salomón, por temor a que pudieran ser influenciados por el interés propio más que por el amor a la religión. (Seldon, Sin. Iii. 2, 5.)

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