Y otra vez. La Septuaginta omite este versículo. Moisés, al primer indicio del pecado del pueblo, se postró ante el Señor, para pedir perdón, y alegó la debilidad natural de una multitud ingobernable, a fin de atenuar su falta. Dios lo admite. --- Ya veo, etc. Pero mientras parece empeñado en castigarlos, en juzgar a su sirviente, lo anima interiormente a rezar con fervor. (Salien.)

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