Hice. Job se ve obligado a proclamar sus propias alabanzas, por su reivindicación, como lo estaba San Pablo, estando al mismo tiempo convencido de que solo había cumplido con su deber, Lucas xvii. 10. Esta es la tercera parte de su discurso. Habiendo dado un cuadro de su próspero y de su miserable estado, observa que este último no fue infligido como consecuencia de ninguna mala conducta, ya que siempre había estado atento para evitar (Calmet) el más remoto peligro de ofender a Dios, o al prójimo.

(Haydock) --- Eso yo. En hebreo, "¿por qué debería pensar en una virgen?" (Haydock) --- ¿Por qué debo exponerme, (Calmet) por miradas indiscretas, (Haydock) ya que el paso del ojo al corazón es tan fácil, Eclesiastés ii. 10. (Menochius) --- En la guerra entre la carne y el espíritu, Job consideró necesaria esta precaución, (Worthington) y así fue preservado de los pensamientos carnales. (San Gregorio xx. 2.)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad