Su tierra, que el amorreo había conquistado primero, y que Dios le quitó para dársela a Israel. Estaba claro que este país no se consideraba entonces como propiedad de los hijos de Lot, ya que Dios expresamente prohibió a su pueblo molestarlos. (Haydock) --- Jefté presenta el derecho de conquista, la concesión de Dios y la posesión de 300 años, para probar que el país pertenecía a los israelitas.

Todos reconocen que el derecho de conquista, en una guerra justa, otorga un buen título. (Grocio, Jur. Iii. 6, 7.) --- Los hijos de Lot habían perdido toda esperanza de recuperar lo que Sehon les había quitado. (Calmet) --- No se pudo demostrar que fuera un ladrón o un usurpador, pero estaba en posesión pacífica cuando comenzó la guerra con Israel, en la que perdió todos sus dominios. (Haydock) --- Por el mismo derecho, David guardó lo que había tomado de los saqueadores de Amalecita, (1 Reyes xxx.

20,) y Abraham podría haber retenido el botín que se había llevado de Sodoma, Génesis xiv. 21. Las historias romana y griega están llenas de ejemplos de este tipo; y este derecho fue admitido por todos como derecho de gentes, Quæ ex hostibus, jure gentium, statim capientium fiunt. (Caius. JC) --- El segundo argumento de Jepthe es incontestable, ya que indudablemente Dios puede transferir la propiedad de uno a otro.

Pero como los amonitas podrían responder que no admitieron al Dios de Israel, él observa que este último podría al menos tener el mismo privilegio que su Chamos, ver. 24. La prescripción de tanto tiempo, con buena fe, fue el tercer argumento, ya que los amorreos, siendo destruidos y los moabitas descorazonados, no podían pretender reclamar el país conquistado. Nunca terminarían las disputas entre los hombres, si la posesión tranquila de un país durante tanto tiempo no confirmara su derecho a él. Estos principios establecen la tranquilidad de las familias y de los estados. (Calmet; Grocio, Jur. Ii. 4.)

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