Nuestro Señor no se niega a salir por ninguna, la más mínima, desatención a su madre; por medio de la presente desea enseñarnos la preferencia que debemos dar a los negocios de nuestro Padre celestial, antes que a los de nuestros padres terrenales. Tampoco considera que sus hermanos estén por debajo de su atención, sino que prefiere los deberes espirituales antes que los temporales; y nos muestra que una unión religiosa de corazones y sentimientos es mucho más duradera y está mejor arraigada que cualquier otro vínculo de afinidad o amistad. (Ven. Bede)

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