¡Fuera! Moisés y Aarón cumplieron con el espíritu, aunque no con la letra de este mandato. Se postraron sobre sus rostros, con toda humildad y seriedad, suplicando que el Señor los preservara, y al mismo tiempo se apiadaría de la fragilidad de la multitud, que había sido engañada y, al menos en palabras, había aprobado la ley. conducta de los rebeldes. (Haydock) --- Dios los anima interiormente a perseverar en la oración, de la misma manera que cuando le dijo a Moisés, (Éxodo xxxii. 20,) Déjame, que mi ira se encienda, etc.

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