Corazón. Estar esclavizado a cualquier pasión. (Haydock) --- La iniquidad y el disimulo entorpecen el efecto de nuestras oraciones; y en cierto sentido, es cierto, que Dios no escucha a los pecadores: (Juan ix. 31. y 2 Timoteo ii. 9.) aunque considera favorablemente a los que desean arrepentirse, como el publicano, Lucas xviii. 14. (Calmet) --- Quien quiera ser escuchado, debe arrepentirse de sus pecados. (Worthington)

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