Estos son los que cruzaron el Jordán en el primer mes, cuando había desbordado todas sus riberas, durante la subida de la primavera; y pusieron en fuga a todos los de los valles, tanto al oriente como al occidente. Habiéndose separado de los gaditas que se aferraban a Saúl, se vieron obligados a abrirse paso a través de la hueste de Saúl y, al mismo tiempo, a sortear el río crecido, una hazaña doblemente heroica.

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