Además, ordenaré un lugar para mi pueblo Israel, y los plantaré, les daré un lugar seguro y permanente de habitación, y habitarán en su lugar, y no serán movidos más; ni los hijos de maldad los desperdiciarán más, como al principio, y desde el tiempo que mandé a los jueces que estuvieran sobre mi pueblo Israel, incluyendo todo el período desde Josué hasta Saúl. Además, someteré a todos tus enemigos.

Todo lo que David e Israel tenían se lo debían a la misericordia del Señor. Aun así, Dios, en el Evangelio, da todos los dones espirituales a los hombres sin ningún mérito ni dignidad en ellos, esperando, a cambio, solo que los hombres usen Sus bendiciones con la debida acción de gracias.

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