del oro, la plata, el bronce y el hierro no hay número; las cantidades eran tan increíblemente grandes que los métodos ordinarios de seguimiento de la masa resultaban inadecuados. Levántate, pues, y hazlo, y el Señor sea contigo. Salomón debía incluso ahora hacer sus planes y estimar los costos de todo el edificio con todo su equipo.

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