La primera epístola general de Juan

Introducción

Aunque el autor de esta epístola no menciona su nombre, el hecho de que habla de sí mismo como testigo ocular del ministerio y de la Pasión de Cristo, y el otro punto, que los pensamientos, el estilo y todo el contenido de la carta concuerdan tan estrechamente con los del cuarto evangelio, que aseguren más allá de toda duda razonable que Juan, el apóstol del amor, es el autor. Por el tono que emplea en todo momento, parece que John era bien conocido por sus lectores, estaba en términos de intimidad amorosa con ellos.

Generalmente se asume que eran miembros de las congregaciones cristianas en Asia Menor, especialmente de la parte occidental, en la provincia romana de Asia. Parece que fueron las mismas personas para quienes Juan también escribió su evangelio. Estas congregaciones habían sido fundadas por Paul o sus compañeros y alumnos. Pero después de que Pablo murió como mártir en Roma, alrededor del año 67 d.C., Juan dejó Jerusalén e hizo de Éfeso su hogar.

Durante los treinta y tantos años restantes de su vida, estuvo a cargo de las iglesias en Asia Menor. Fue hacia el final de su vida cuando escribió esta carta. Como el único apóstol sobreviviente y como un pastor anciano que se dirige a los hombres de una generación posterior, habla en un tono acorde con su posición, el de un padre que instruye y amonesta a sus hijos, en una serie de llamamientos muy hermosos.

El propósito general de la carta es advertir contra los falsos maestros, la mayoría de los cuales, si no todos, provenían de las mismas congregaciones. Los designa como falsos profetas y anticristos, porque negaban el misterio de la encarnación de Jesús, intentaban reducir el horror que los cristianos debían sentir hacia el pecado y negaban el amor fraternal. Esta era una corriente de pensamiento y práctica que se encontraba de manera bastante generalizada en aquellos días, también en el caso de los sectarios que turbaron a la Iglesia cristiana durante casi otro siglo.

Aunque la epístola no muestra un contorno nítido, ya que está escrita en estilo de letra, podemos distinguir ciertos grupos de instrucciones y amonestaciones. La introducción da el tema y el propósito de la epístola. Bajo el pensamiento general "Dios es luz", el apóstol muestra que caminar en la luz implica comunión con Dios y con los hermanos, conciencia y confesión del pecado, guardar los mandamientos de Dios; excluye el odio a los hermanos, el amor al mundo y el discipulado bajo falsos maestros.

Bajo un segundo tema general, "Dios es amor", el apóstol describe el amor singular de Dios al llamarnos Sus hijos, nombrando como evidencia de la filiación la justicia y el amor fraternal. Advierte contra creer a todos los maestros que se jactan del Espíritu. Exhorta a los creyentes a amarse unos a otros y a ser como Dios, que es Amor, y en este amor envió a Su Hijo para ser nuestro Salvador. Muestra que la fe en Cristo es la fuente del amor y describe los testigos de nuestra fe. En la conclusión, resume todas sus enseñanzas y amonestaciones en un poderoso llamamiento.

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