Entonces ella dijo: Deseo una pequeña petición tuya; Te lo ruego, no me digas que no. Evidentemente, sólo pensaba en la relación amorosa del asunto, ya que el aspecto político se le había escapado por completo. Y el rey le dijo: Pregunta, madre mía; porque no te diré que no. Un pequeño favor que estaba dispuesto a conceder por adelantado.

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