Bendito sea el Señor, que ha dado reposo a su pueblo Israel, siendo ahora cambiada toda la incertidumbre de los últimos siglos por la certeza de una capital definida y de un Santuario establecido, de acuerdo con todo lo que él prometió; no ha faltado ni una palabra de toda su buena promesa que prometió por mano de Moisés, su siervo. Cf. Deuteronomio 12:10 ; Josué 21:45 ; Josué 23:14 .

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