Y Nahas, el amonita, con la arrogante crueldad que era característica de los conquistadores paganos, les respondió: Con esta condición haré un pacto con ustedes, por este precio estuvo dispuesto a aceptar su completa sumisión, para que yo pueda echar fuera a todos sus ojos rectos y ponerlo como oprobio sobre todo Israel, para vengar la deshonra que Jefté había traído sobre los amonitas y para dar a toda la nación una muestra del trato que aguardaba a todos sus miembros tan pronto como Nahash hubiera ganado la supremacía.

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