Y David salió adonde lo envió Saúl, en cualquier campaña para la cual el rey pensó que su habilidad militar lo capacitaba, y se portó sabiamente, siendo a la vez prudente y próspero; y Saúl lo puso al frente de los hombres de guerra, lo nombró comandante de un cuerpo de soldados, y fue aceptado a los ojos de todo el pueblo, muy apreciado, y también a los ojos de los siervos de Saúl, los oficiales de la corte de Saúl, que podría haber estado celoso de su éxito.

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