Y vino David a los doscientos hombres, que estaban tan cansados ​​que no podían seguir a David, a quien también habían hecho quedarse junto al arroyo Besor, habiendo dado David esta orden a causa de su gran cansancio; y salieron a recibir a David ya la gente que estaba con él; y cuando David se acercó a la gente, los saludó, saludándolos amistosamente y deseándoles paz y felicidad.

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