Y en cada una de las ciudades puso escudos y lanzas, y los hizo sumamente fuertes, capaces de resistir la ofensiva de una fuerza de ataque fuerte, teniendo a Judá y a Benjamín de su lado, estas dos tribus, como división política, formando su nación. En todo esto se cumplió la promesa de Dios a David; porque le había asegurado la continuación de su dinastía en el trono de Judá.

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