Y todo Judá, con un solemne entusiasmo que casi llega al éxtasis, se regocijó con el juramento; porque habían jurado con todo su corazón, no era una mera confesión de los labios, y lo buscaron con todo su deseo; y fue hallado de ellos. Y el Señor les dio descanso alrededor, recompensó su piedad concediéndoles la bendición de la paz.

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