Por tanto, el rey de Israel reunió a cuatrocientos profetas, no a los de Baal ni a Aterot, sino a los del culto oficial del becerro, ostensiblemente a Jehová, y les dijo: ¿Iremos a la batalla de Ramot de Galaad, o lo haremos? Me abstengo? Y ellos, como herramientas voluntarias de Acab, cuya buena voluntad querían conservar, dijeron: Sube; porque Dios la entregará en manos del rey.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad