Además, hizo lugares altos en las montañas de Judá, altares en las cumbres de las montañas dedicados a la idolatría, e hizo que los habitantes de Jerusalén cometieran fornicación, adulterio espiritual al rechazar a Jehová y al servir a dioses falsos, y obligó a Judá a hacerlo. La historia de Joram muestra lo rápido que los gobernantes malvados pueden deshacer la obra de reforma de muchos años. La incredulidad, la idolatría, la falsa doctrina se aceptan mucho más fácilmente que la verdadera adoración a Dios.

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