y resistieron al rey Uzías, fuertemente reprendiéndole por su intención blasfema, y le dijeron: No te pertenece a ti, Uzías, quemar incienso al Señor, sino a los sacerdotes, hijos de Aarón, que están consagrados a quemar incienso, siendo la quema diaria de incienso en el sacrificio de la mañana y de la tarde una parte importante de su deber. Sal del santuario, porque has transgredido; ni será para tu honor de parte del Señor Dios, una manera enfática de decir que había cargado deshonra, vergüenza y resentimiento del Señor sobre sí mismo.

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