Acaz tenía veinte años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén; pero no hizo lo recto, conforme a la ley de Dios, ante los ojos del Señor, como David, su padre. A pesar de que tenía al gran profeta Isaías en su reino, fue entregado a la idolatría y a otras formas de maldad, todas las cuales se negó a abandonar.

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