Hijos míos, el rey se dirige a los levitas en un discurso familiar y persuasivo, no sean ahora negligentes, apartándose del rey y retrasando u obstaculizando su propuesta reforma; porque el Señor os ha escogido para estar delante de Él, para servirle, y para que le sirváis y queméis incienso, asumiendo toda la obra de su ministerio de acuerdo con los preceptos del Señor, y ayudando al rey a llevar a cabo sus planes para el restauración de la antigua ley y orden.

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