Y se regocijó Ezequías, y todo el pueblo, porque Dios había preparado al pueblo, había hecho que sus corazones estuvieran dispuestos con tanta prontitud; porque la cosa se hizo de repente, con inesperada disposición por parte de la mayoría de la nación. Una de las pruebas más seguras de la verdadera piedad es el rechazo de la idolatría en todas sus formas y la participación entusiasta en la adoración del Dios verdadero.

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