Ahora, no seáis obstinados como lo fueron vuestros padres, ya que la imagen es la de un animal terco que se niega a ceder a la guía, sino entrégate al Señor, sometiéndote a Su guía dándole la mano, y entrando en Su Santuario que Él ha santificado para siempre; y servid al Señor, vuestro Dios, para que el ardor de su ira se aparte de vosotros.

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