Y ellos, los hombres encargados de esta obra, la pusieron en manos de los obreros que tenían la supervisión de la casa del Señor, es decir, los maestros de obra o capataces, y se la dieron a los obreros que trabajaban en la casa de el Señor para reparar y reformar la casa, para fortalecerla donde las paredes mostraran signos de debilidad o los pisos amenazaran con ceder;

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