Y Josías quitó todas las abominaciones de todos los países que pertenecían a los hijos de Israel, quitando todas las evidencias de idolatría hasta donde se extendía su autoridad, e hizo que todos los que estaban presentes en Israel sirvieran, incluso para servir al Señor, su Dios; fue muy enfático al obligarlos a servir al Dios verdadero. Y en todos sus días no se apartaron de seguir al Señor, el Dios de sus padres.

Con el ejemplo de Josías en mente, cada congregación cristiana se opondrá a todas las ofensas, a toda abominación de la impiedad, a todo indicio de mundanalidad, y se esforzará por caminar sin mancha ante el Señor.

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