Y cuando terminó el año, en la época del año en que solían comenzar las campañas, el rey Nabucodonosor envió y lo llevó a Babilonia con los hermosos vasos de la casa del Señor, los vasos preciosos restantes, que bien podrían despertar el deseo del rey, e hizo a Sedequías, su hermano, más exactamente, hermano de su padre, su tío, cuyo nombre antes de su llegada era Matanías, rey sobre Judá y Jerusalén. Si la gente se vende deliberadamente para hacer el mal, la paciencia del Señor finalmente se agota y Él los entrega a la destrucción.

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