Vuélvete y dile a Ezequías, capitán de mi pueblo: Así ha dicho Jehová, Dios de David, tu padre, a quien Ezequías se había aferrado con tanta firmeza toda su vida: He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas, tanto de los cuales abogaba por una prórroga de la vida. He aquí, yo te sanaré; al tercer día subirás a la casa del Señor, su salud y fuerzas le serán restauradas milagrosamente como en el caso de las curaciones del Nuevo Testamento.

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