Y Joaquín, el rey de Judá, dándose cuenta de la inutilidad de una mayor resistencia, salió al rey de Babilonia, él, su madre, sus siervos, sus príncipes y sus oficiales, todos los hombres más influyentes de la nación; y el rey de Babilonia lo tomó en el octavo año de su reinado, lo destronó, lo hizo cautivo.

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