Y cuando los hijos de Ammón vieron que los sirios habían huido, ellos también huyeron delante de Abisai, entraron en la ciudad y se retiraron a sus fortificaciones. Entonces Joab volvió de los hijos de Ammón y vino a Jerusalén. La suya fue una hazaña brillante, pero no una derrota decisiva de los sirios. No emprendió el asedio de Rabá, ya sea porque la temporada estaba demasiado avanzada o porque no tenía los materiales para tal asedio. Tanto Joab como Abisai, que confiaban en el Dios de Israel, habían cumplido con su deber, porque los creyentes bien pueden llevar a cabo una guerra justa.

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