Y se levantó David y todo el pueblo que con él estaba, y pasaron el Jordán; a la luz de la mañana, cuando amaneció el nuevo día, no faltaba uno de ellos que no hubiera pasado el Jordán, habían pasado al último hombre. Así Dios había protegido a David, la situación de los asuntos ahora estaba a su favor.

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