Él es la torre de salvación para su rey, con la firme seguridad de la salvación, y muestra misericordia a su ungido, a David ya su descendencia para siempre; el pensamiento mesiánico se repite aquí una vez más. Cristo, el verdadero Ungido de Dios, llevó la causa del Señor a una conclusión aún más victoriosa. Él es la Cabeza y Rey de todas las naciones, sobre el Israel espiritual, la simiente de Abraham reunida de todas las naciones del mundo.

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