Salió humo de su nariz, el resoplido era un signo de su ira, y fuego de su boca devorado, como un fuego listo para consumir todo lo que se cruce en su camino; con él se encendían carbones, brasas ardientes de él. La imagen es la del levantamiento de una nube de tormenta y el flamear del relámpago que anuncia la tormenta.

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