Y su esposo la acompañó llorando detrás de ella a Bahurim, en el límite de Judá, mostrando su comportamiento que realmente le tenía cariño a Mical. Entonces dijo Abner, quien, de acuerdo con la condición de David, se había hecho cargo de esta misión, a él: Ve, vuelve. Y regresó.

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