y los lugares altos de Isaac, en este caso usados ​​del reino del norte, serán desolados, y los santuarios de Israel, los varios lugares dedicados a propósitos idólatras, serán asolados ; y me levantaré contra la casa de Jeroboam, en este caso representando a todo el reino y la familia real, con la espada. Así, la destrucción del reino, la disolución de la nación, fue definitivamente predicha, y el profeta no se atrevió a interceder más a favor de su pueblo.

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