para guardar los mandamientos del Señor y sus estatutos, tanto los preceptos del pacto como las obligaciones de la Ley Moral universal, que yo te ordeno hoy para tu bien? El verdadero temor del Señor, a medida que aprende a comprender la misericordia de Dios, es siempre la fuente del amor hacia Él, que, a su vez, se manifiesta en un servicio incondicional que deja a un lado todos los motivos egoístas.

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