y una maldición, si no obedecéis los mandamientos del Señor, vuestro Dios, y dejáis (deliberadamente) el camino que os mando hoy para que vayáis en pos de otros dioses que no conocéis. La desobediencia a Dios es una especie de idolatría e invariablemente conduce a otros pecados de idolatría, otras transgresiones del Primer Mandamiento.

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