Sin embargo, estos no comeréis de los que rumian o de los que tienen pezuña hendida: como el camello, cuya parte trasera de la pata acolchada es una bola indivisa y flexible, y la liebre y el conejo, Levítico 11:5 : porque rumian, hacen los movimientos característicos de rumiar, pero no parten la pezuña; por tanto, tendréis por inmundos.

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