Tendrán para comer iguales, tanto como los que estaban de guardia por selección, además de lo que provenga de la venta de su patrimonio, es decir, independientemente de los ingresos que pueda tener por la venta de los bienes heredados de su padre. El prado de los levitas no podía venderse, pero tenían derecho a vender o alquilar una casa que les perteneciera. El precepto del Nuevo Testamento que corresponde a este orden es el que establece la regla de que "los que predican el Evangelio deben vivir del Evangelio".

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