El Señor hará que tus enemigos que se levanten contra ti sean heridos delante de tu rostro, dicho en forma de un deseo sincero: ¡Que el Señor libere a tus enemigos heridos delante de ti! la obligación de la obediencia se manifiesta así una vez más. Saldrán contra ti por un camino, y por siete caminos huirán delante de ti, en desesperada confusión, en completa derrota.

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