Guardarás, pues, los mandamientos, los estatutos y los juicios que yo te mando hoy, para que los cumplas, porque Jehová, el Dios fiel del pacto, es igualmente enérgico en misericordia y santidad. Los cristianos tampoco debemos olvidar nunca que Dios nos ha escogido del mundo de los incrédulos, no porque seamos mejores que los demás, sino por pura bondad y misericordia. Por tanto, debemos agradecer a Dios por esta misericordia inmerecida, servirle y obedecerle, y guardar Su pacto con toda fidelidad.

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