Sé que no hay nada bueno en ellos, en las obras de Dios dadas a los hombres, sino que el hombre se regocije, en el uso alegre de las bendiciones del Señor, y haga el bien en su vida, para sí mismo y para los demás. en el uso apropiado de los dones de Dios, porque esta es una parte esencial de la verdadera felicidad humana.

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