un tiempo para amar, que es el resumen de la Ley, y un tiempo para odiar; un tiempo de guerra, cuando los hombres creen necesario derramar sangre de esa manera, y un tiempo de paz. Todas estas actividades las realizan los hombres a lo largo de su vida, ocupan un cierto período de tiempo; no como si el Señor los mirara a todos con aprobación, sino como si los conociera y usara todos los eventos para promover Su voluntad. No es el azar ciego lo que gobierna el mundo, sino que "hay una Divinidad que da forma a nuestros fines", y los cristianos nos sometemos gustosos a Su guía.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad