Quien guarde el mandamiento, obedeciendo los mandatos del gobierno en el poder como los representantes de Dios en la tierra, no sentirá nada malo, porque naturalmente ningún castigo por la transgresión de las leyes lo golpeará; y el corazón del sabio discierne tanto el tiempo como el juicio, sabe que hay un tiempo de castigo para todo mal y, por tanto, evita las transgresiones.

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