Porque los vivos saben que van a morir, la conciencia de su destino inevitable les da al menos tanta superioridad sobre los muertos; pero los muertos no saben nada, ni tienen más recompensa, su destino está decidido por el momento, están más allá de la recompensa; porque el recuerdo de ellos se olvida, en la mayoría de los casos su mismo nombre se convierte en un montículo vacío y sin sentido en unos pocos años.

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