Entonces Esdras se levantó de delante de la casa de Dios, dejó el lugar del atrio donde había orado y entró en la cámara de Johanán, hijo de Eliasib, donde podía encontrarse en privado con los príncipes y ancianos de los judíos; y cuando llegó allí, no comió pan ni bebió agua, manteniendo un ayuno absoluto en señal de duelo, para impresionar a todos los demás con la sinceridad de sus motivos; porque lloró por la transgresión de los que habían sido llevados.

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